PSICOLOGIA POSITIVA Y BIENESTAR

VIVIR CON PROPOSITO Y PLENITUD


POR: MARIANA VILLENA

¿Qué es la psicología positiva?

La psicología positiva es una rama de la psicología que estudia cientifica-mente las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas para prevenir o reducir la incidencia de la psicopatologia (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Es el estudio científico del funcionamiento humano óptimo, en el que se aprovechan los recursos para que en la vida diaria podamos seguir progresando y sentir bienestar.

En otras palabras, es una disciplina que busca comprender y fomentar las emociones positivas, potenciar el uso de las fortalezas personales, las relaciones sanas y significativas, el propósito vital y los logros. Todos aspectos que favorecen el bienestar de las personas. Según Peterson, «es el estudio de lo que hace la vida más digna de ser vivida». Conocida formalmente como tal desde fines de los años 90 gracias a Martin Seligman junto con otros pioneros en esta área como Barbara Frederickson, M. Csikszentmihalyi, Ken Sheldon y Jon Haidt, entre otros, su propósito consiste en ampliar y complementar el campo de trabajo que ya se ha venido desarrollando desde la psicología generalista. En muchas ocasiones acudimos al psicólogo movilizados por algún tipo de sufrimiento o sensación de malestar. La psicología positiva abre las puertas para poder pedir ayuda cuando necesitamos cumplir un objetivo o para conocernos más y utilizar mejor nuestros recursos en diferentes contextos para potenciar nuestro bienestar. Es por eso que uno de sus objetos centrales de estudio son las fortalezas de carácter.

Las fortalezas son maneras de pensar, sentir y actuar que nos identifican y nos permiten desarrollar un funcionamiento óptimo. Son esos recursos que cuando los utilizamos nos aportan vitalidad, energía, nos llevan a un alto rendimiento y nos hacen sentir más auténticos (Ovejero y Cardenal, 2010).

De la teoría a la práctica

La psicología positiva no propone recetas mágicas, sino hábitos que con la práctica constante pueden transformar nuestra experiencia diaria.

Algunos ejemplos:

. Practicar la gratitud escribiendo cada día tres cosas buenas que nos suce-dieron.

. Cultivar relaciones nutritivas activando la escucha, la empatía y el apoyo.
mutuo.

. Identificar nuestras fortalezas personales y aplicarlas en nuevos contextos.

¿Qué es el bienestar?

Es mucho más que sentirse bien. Aunque solemos asociar el bienestar con estados de ánimo agradables, su definición es mucho más amplia.

En el modelo propuesto por Seligman -conocido como PERMA- se identifican cinco pilares fundamentales del bienestar:

  • P (Positive Emotions): emociones positivas como la alegría, la esperanza o la inspiración.
  • E (Engagement): compromiso con lo que hacemos, cuando el tiempo «vuela» porque estamos completamente inmersos.
  • R (Relationships): relaciones positivas y de apoyo.
  • M (Meaning): sentido y propósito en la vida.
  • A (Accomplishment): logros personales que nos hacen sentir capaces y rea-lizados.

Lo más importantes es que estos pilares se pueden trabajar desde las fortalezas personales, desde mindfulness o desde diferentes enfoques.

¿Por qué está tan de moda?

En un mundo acelerado, hiperconectado y muchas veces incierto la búsqueda de bienestar emocional se ha vuelto prioritaria. La psicología positiva ha ganado popularidad porque ofrece herramientas prácticas, sustentadas en evidencia cientifica, para cultivar una vida más equilibrada.

Desde empresas que promueven el well-being hasta escuelas que enseñan inteligencia emocional, esta corriente es transversal. Y no es una moda pasa-jera: responde a una necesidad real y creciente de conectar con lo que nos hace bien, no solo para fomentar nuestro bienestar sino también para reducir el estrés y la ansiedad que la vorágine de la vida actual conllevan.

Una invitación a mirar distinto

La psicología positiva no niega el dolor ni las dificultades. Simplemente propone ampliar el enfoque: no solo prevenir lo malo o reducirlo, sino también y fundamentalmente potenciar lo bueno. Nos recuerda que el bienestar, no es un destino sino un camino que se construye día a día con consciencia, decisión y compromiso. Porque vivir bien no es solo sobrevivir. Es florecer.

Encontrar propósito en pequeñas acciones cotidianas.

“Porque vivir bien no es solo sobrevivir. Es florecer.

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